Manifiestos
- Dana Troteiro
- 25 ene 2016
- 1 Min. de lectura
Si me pagasen por hacer cosas que me gustan sería maravilloso. Tengo que escribir una declaración, un manifiesto. ¿Qué quiero declarar? No tengo nada que declarar. Soy de la generación sin voz, conformista, ¿vale la pena luchar?
No sé ni quién soy ni qué quiero, ¿cómo puedo comenzar ese viaje? Supongo que para conocerme tengo que hacerme preguntas, ¿qué tipo de preguntas? Supongo que preguntas de todo tipo.
Me gusta el color naranja, lo decidí un día mientras miraba un libro de cocina, por esa época también decidí cual sería mi firma, y así quedó. Ojalá tuviese esa facilidad de decisión ahora, supongo que al pensar en temas más complejos me olvido de lo básico y es que dos más dos son cuatro, pueden no ser cuatro, pero me vale con que lo sean y no tengo por qué complicarme más si no me apetece. A lo que vamos, ¿Quién soy? Me llamo Dana, así es como lo decidieron mis padres, hay muchas Danas. Está la Dana de la mente de cada uno de mis compañeros de clase, la Dana de la mente de mis profesores, la de mis conocidos y también está el cuerpo material. Por último de todo estoy yo, pero yo no existo, estoy en la cabeza de ese cuerpo que se llama Dana, en realidad, no sé cómo me llamo.
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